Abusos en el Colegio Jose Eusebio Caro.
08.10.2014 13:08Educación
Es natural e inherente a la condición humana, incluso se considera una necesidad elemental de la especie, que las personas nos asociemos, pues de ello depende la satisfacción de muchos de nuestros cotidianos y básicos requerimientos.
Es precisamente debido a esa condición intrínseca del hombre que desde tiempos inmemorables la humanidad se ha dado a la tare de organizarse, generando lo que hoy en día conocemos como las instituciones, en sus múltiples expresiones; públicas, privadas, mixtas, etc.
Instituciones que a demás han ido evolucionando, dándose nuevas formas, estructuras, etc.
Entre ellas, existen modelos que más que bienestar, han generado daños y secuelas históricas dentro de la humanidad, uno de ellos es la autocracia, o lo que vulgarmente definimos como autoritarismo, arbitrariedades, o “el gobierno del yo”.
La autocracia se distingue de otros modelos de gobierno o dirección institucional, por cuanto sus directrices derivan de la voluntad exclusiva de una persona quien sin el mas mínimo sentido común se atribuye facultades legislativas, administrativas y judiciales que le permiten atropellar a quienes se les antoje, en cualquier momento, modo y lugar, sin justificación alguna.
Pues bien, aunque este modelo en la actualidad ha venido desapareciendo incluso como acepción, parece a veces resistirse en los corazones y psiquis de algunos. Esto parece ser lo que viene aconteciendo en el histórico colegio José Eusebio Caro de la ciudad, en las últimas semanas, pues el señor rector: José Augusto Quintero Meneses, en su desespero y evidente carencia de ideas, ha acudido a los métodos mas siniestros y retardatarios para amedrentar en contra de la comunidad académica de dicha institución, especialmente contra aquellas personas que se oponen a sus intempestivas arbitrariedades.
El caso mas reciente y quizás mas demostrativo y perverso, es el del 23 de septiembre del año en curso, donde en un intento por demostrar su “omnipotencia” obligó a todos los estudiantes a izar la bandera y escuchar la banda, bajo el aguacero de la tarde de referencia, y aunque estudiantes y docentes lo abordaron para hacerle caer en cuenta, poco lo importó, así como nada le interesó la salud, la integridad física y el bienestar de los niños y niñas, muchos entre los 11 y 16 años, que técnicamente obligados e intimidados permanecieron durante, alrededor de una hora escuchando el discurso vacío, exclamado, eso sí, bajo techo, de un rector que parece salido de la Rusia zarista o de una guarnición militar de los años 30.
Pero no solo eso ha sucedido, cabe decir que esta medida fue tomada en represalias contra docentes y estudiantes que lo han denunciado por desmanes anteriores, y especialmente contra las estudiantes, miembros del equipo de futbol sala de la institución, que interpusieron una acción de tutela contra él, solicitando el amparo a su derecho fundamental a la igualdad y el cese de las discriminaciones que ha tenido este señor, contra las chicas.
Este tipo de acciones, así como las de expulsar estudiantes sin el debido proceso constitucional, tal como sucedió en esta semana, solo por denunciarlo por sus arbitrariedades, como también la instalación de cámaras espías, son hechos que se presentan en una dictadura o en une tiranía, pero jamás deben tolerarse en una institución donde se forja el futuro de la nación.
Ojalá el gobernador, la secretaria de educación departamental y demás autoridades, se percaten de esta y mas situaciones y de este modo, agilicen las denuncias ya interpuestas ante sus despachos, pues de no tomarse correctivos, podríamos tener lamentaciones mayores.
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